El Galaxy Gear realiza varias de las funciones de un smartphone: actualizaciones de texto y de calendario, tiene apps, toma fotografías e incluso permite hacer llamadas. Sin embargo, el Galaxy Gear no es un reemplazo para un smartphone. De hecho, todavía se necesita un celular o una tablet para usar la mayoría de sus funciones.
Una de las desventajas es que el Galaxy Gear sólo trabaja con dos dispositivos: la Galaxy Note 3 y la última edición de la Galaxy Note 1.1. No incluye el altamente popular teléfono Galaxy S, pese a que Samsung ha dado pistas de que pronto podría relacionarse.
Sólo porque las funciones del Galaxy Gear lo asemejan a un teléfono, no lo hacen uno particularmente bueno.
Puedes hacer llamadas, pero sólo en el altavoz, y tienes que poner tu muñeca a cierta distancia de tu boca para que el micrófono reconozca tu voz. La bocina es potente en un ambiente tranquilo, pero puede tener interferencia en un entorno ruidoso.
También se pueden dar órdenes al teléfono con la voz, pero la función aún es ineficiente. Se puede utilizar el reloj para poner una alarma, enviar un mensaje, hacer una llamada o revisar el clima. Pero eso es casi todo lo que hace. Para utilizar el manos libres aún se requiere mucho movimiento manual.
La cámara no está tan mal para lo que es, pero a veces me pregunto cuál es su propósito, considerando que aún se debe llevar un teléfono con una mejor cámara. El Galaxy Gear no es más rápido al tomar fotografías y al estar atado a la muñeca da menor libertad para fijar un buen ángulo.
La pantalla supuestamente se enciende cuando se mueve la muñeca para mirar el dispositivo. Sin embargo, se suele prender ante distintos movimientos del brazo.
La selección de aplicaciones también es desafortunada. Evernote permite subir fotos y mirar la lista de pendientes y Samsung ofreció varias appsgenéricas, incluyendo un reloj y una agenda, pero eso es básicamente todo.
El Galaxy Gear no es una pieza muy atractiva para llevar en el brazo. Es en parte utilitaria y llamativa. El reloj inteligente también ofreció algunos puntos buenos. El procesador interno es rápido y la pantalla responde con eficiencia. La batería duró 24 horas y un poco más, suficiente si se tiene otro dispositivo al cual se le debe cargar la pila a diario.
La conexión entre el teléfono y el reloj es sólida como debe de ser. Las notificaciones llegaron en tiempo real. Aun si no te cambia la vida totalmente, tener actualizaciones frecuentemente sin sacar el teléfono es razón suficiente para tener un Galaxy Gear.
Sin embargo, el aparato hace casi lo mismo que un teléfono. Tener un Galaxy Gear es como tener un ama de llaves que sólo saca la basura: es un precio alto por algo que no da mucho beneficio adicional.
Probablemente vengan muchas mas generaciones de este dispositivo ofreciendo un verdadero valor a los usuarios, algo que los usuarios no estén dispuestos a dejar de tener.